

Cuando vemos un título donde aparecen “plantas” y “salud” en la misma línea, tendemos a pensar en programas de televisión como “La botica de la abuela” o en personajes tan poco rigurosos como Txumari Alfaro o Josep Pàmies. Por suerte ha salido una visión del lado de la ciencia. Plantas que nos ayudan de Rosa Porcel asume un desafío considerable: hablar de plantas medicinales sin caer en la pseudociencia y, al mismo tiempo, ofrecer una visión accesible y entretenida para el lector, y lo consigue.
El gran mérito de este libro radica en su capacidad para equilibrar historias antropológicas que recogen tradiciones de diferentes culturas relacionadas con las plantas medicinales con el rigor científico. Es evidente que la autora ha dedicado tiempo a investigar los usos históricos de las plantas, desde el poder del ajo como antimicrobiano hasta las propiedades antiinflamatorias de la cúrcuma. Sin embargo, lo que realmente destaca es la habilidad para contextualizar estas afirmaciones en el marco de lo que sabemos hoy en día, sobre la base de estudios fiables y, lo más importante, poniendo límites claros a las promesas milagrosas y, a la vez, haciendo la lectura entretenida. Por ejemplo, cuando se aborda el tan cacareado tema de los antioxidantes, la autora no se pierde en mitos modernos ni deja que el marketing de la industria alimentaria dicte el guión. En lugar de eso, explica de manera sencilla cómo estos compuestos funcionan realmente en el cuerpo humano, sin ofrecer ilusiones de eterna juventud.
Otro de los aciertos es que el libro es claramente de divulgación científica. No se plantea como un recetario o un libro de autoayuda. No estamos ante una lista de recetas mágicas ni de pócimas imposibles de preparar. En su lugar, se ofrece una visión sensata sobre los efectos que pueden tener ciertas plantas en la vida diaria, ya sea a través de la alimentación o en forma de complementos ocasionales, pero sin olvidar las advertencias necesarias sobre dosis y posibles contraindicaciones. Y lo más importante, si alguien tiene un problema de salud… que vaya al médico.
Este equilibrio entre lo útil y lo riguroso es raro en libros de esta temática, y aquí es donde Plantas que nos ayudan realmente brilla. Sí, hay plantas que pueden ayudarte con las digestiones pesadas, como el hinojo, pero no esperes que cure un virus. Si algo queda claro tras leer este libro, es que la autora es ante todo científica, y que pertenece a un departamento de bioquímica. A lo largo de sus páginas, se citan estudios relevantes y se desmontan mitos de forma sistemática pero amable, sin caer en un tono soberbio o arrogante. Por ejemplo, cuando trata la eterna cuestión de si el aloe vera es, de verdad, el santo grial de los remedios naturales, la autora explica sus propiedades reales (hidratante, antiinflamatorio tópico) sin inflar su reputación ni menospreciarla. Es un enfoque equilibrado que, a diferencia de otros textos del género, no hace que el lector termine confuso entre exageraciones y escepticismo extremo.
Uno de los grandes logros del libro es su capacidad para comunicar ideas complejas de manera sencilla. La autora no solo conoce bien su materia, sino que sabe cómo transmitirla de forma que cualquier lector pueda seguirla, ya sea un profesional de la salud o alguien que simplemente quiere saber si añadir cúrcuma a su dieta tiene algún sentido. Además, el estilo es fresco, con toques de humor y una pizca de ironía que hacen que la lectura sea agradable. En lugar de ser un manual pesado, Plantas que nos ayudan se presenta como una conversación amena en la que aprendes mientras disfrutas. A veces tienes la sensación de que la autora te está contando cosas al oído.
En resumen, este es un libro que destaca por su rigor, su enfoque práctico y su capacidad para entretener. En un panorama saturado de libros que glorifican propiedades que las plantas no tienen hasta niveles absurdos, o que adoptan enfoques pseudocientíficos esta obra se erige como un faro de sentido común. Es una lectura recomendable para cualquier persona interesada en la relación entre plantas y salud, sin importar su nivel de conocimiento previo. Y lo mejor de todo: cuando terminas el libro, te quedas con la sensación de haber aprendido algo útil, sin la necesidad de ir corriendo a ninguna herboristería.
Así que, si estás buscando un libro que te ayude a entender las plantas desde un punto de vista científico pero accesible, con una base bioquímica rigurosa, este es el indicado. Solo un consejo: lee con una taza de té al lado. ¿De qué planta? De la que más te guste. Que no existan las curaciones mágicas no quiere decir que una infusión caliente no te pueda hacer un rato de lectura más agradable. Sin necesidad de promesas mágicas. Ni caso a Pàmies.