Antonio Ballesteros Olmo
(1940-2024)

El pasado 17 de diciembre nos dejó Antonio Ballesteros (1940-2024), Profesor de Investigación ad honorem del CSIC y pionero de la investigación en biocatálisis en España. Antonio desarrolló una destacada carrera como investigador, que le valió un amplio reconocimiento nacional e internacional.

Antonio Ballesteros se licenció en Ciencias Químicas por la Universidad de Sevilla en 1962, obteniendo el Premio Extraordinario y un Accésit al Premio Nacional Fin de Carrera. Se doctoró en Ciencias Químicas por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en 1966, siendo reconocido con el Premio Extraordinario. Posteriormente, en 1972, completó en la UCM la licenciatura en Farmacia.

Inició en 1969 las investigaciones en biocatálisis en el Instituto de Química Física Rocasolano del CSIC (actual IQF ‘Blas Cabrera’, CSIC), en el Departamento de Catálisis (que más tarde se transformaría en el Instituto de Catálisis y Petroleoquímica, ICP-CSIC). Fue una apuesta arriesgada, que lo llevó a invertir cinco años, a lo largo de las décadas de 1970 y 1980, en estancias en centros y universidades de renombre en Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Alemania y Francia. Pasó dos años en el National Institute of Health trabajando con el profesor Christian Anfinsen, galardonado con el Premio Nobel de Química en 1972.

En 1973, Antonio Ballesteros inició el estudio de la nucleasa de Staphylococcus aureus, que inmovilizó sobre soportes de agarosa. En 1976, comenzó una nueva línea sobre hidrogenasas. En 1987, investigó el uso de lipasas para la acilación regioselectiva de azúcares y la preparación de aditivos alimentarios. Más adelante, gracias a un proyecto europeo, se adentró en enzimas activas en carbohidratos, como la ciclodextrina glucanotransferasa y la dextransacarasa. A partir de ahí, enfocó la investigación sobre la obtención de oligosacáridos prebióticos.  En 2006, abrió un nuevo tema dedicado a la modificación enzimática de vitaminas antioxidantes y polifenoles bioactivos, entre ellos el resveratrol. 

Antonio Ballesteros fue investigador principal en numerosos proyectos de ámbito nacional e internacional, participó activamente en diversas colaboraciones entre la academia y la industria, y dirigió más de veinte tesis doctorales.

Desde la creación de la European Federation of Biotechnology (EFB) en 1978, participó en sus grupos de trabajo sobre biocatálisis. Entre 1996 y 2000, presidió la Sección de Biocatálisis Aplicada de la EFB.

Dirigió el comité organizador de dos simposios internacionales celebrados en Córdoba: Stability and Stabilization of Biocatalysts (1998) y Environmental Biocatalysis (2006). Además, fue editor ejecutivo de la revista Biocatalysis and Biotransformation entre 1996 y 2011, año en el que asumió el puesto de editor jefe. En 2015 fue nombrado académico correspondiente de la Real Academia Nacional de Farmacia; en septiembre de 2020 tomó posesión.

Pero más allá de sus méritos profesionales, Antonio siempre hizo gala de una extraordinaria calidad humana. Una persona humilde, optimista, muy trabajadora, gran conversador, a quien siempre le gustaba encontrar el lado positivo de las cosas. Su legado en la ciencia española perdurará, pues logró fundar una escuela en la que las personas y sus valores tenían tanta relevancia como la ciencia que llevaban a cabo. Hoy son numerosos los grupos de biocatálisis en España tanto en el CSIC como en las universidades; la mayoría de ellos son fruto de aquella aventura biocatalítica que inició Antonio hace ya más de 50 años.

Descanse en paz.