La agregación de alfa-sinucleína es una característica distintiva del Párkinson. Es un proceso dinámico que implica la formación de especies oligoméricas que eventualmente se convierten en fibras amiloides. Estos oligómeros juegan un papel crucial en el desarrollo y progresión de la enfermedad. Sin embargo, su naturaleza dinámica y transitoria dificulta el estudio de su estructura y el desarrollo de terapias efectivas para bloquearlos. En un articulo publicado en la revista Journal of the American Chemical Society, el grupo liderado por Salvador Ventura de la Universidad Autónoma de Barcelona ha identificado una región en el N-terminal de alfa-sinucleína (P1-P2) que media la interacción específica y de alta afinidad de un pequeño péptido (PSMα3) con los oligómeros de alfa-sinucleína. Esta interacción bloquea la toxicidad de los oligómeros e inhibe la formación de fibras amiloides, siendo una potente diana para el desarrollo de moléculas anti-oligómeros con fines terapéuticos y diagnósticos. El estudio estructural de esta región en los oligómeros ha revelado que es indispensable para la transición a fibras amiloides, desempeñando un papel central en el proceso de agregación. Así, las mutaciones en esta región están asociadas al desarrollo de párkinson familiar. En particular, los autores demuestran que la mutación G51D, una de las variantes más agresivas, induce un cambio estructural en esta región, generando oligómeros resistentes a la desagregación por parte de la maquinaria celular. Esto sugieren que la región P1-P2 puede ser clave no solo para el desarrollo de nuevas terapias, sino también para desvelar las bases moleculares del Párkinson.
