
La elevada prevalencia de sobrepeso y obesidad hace esencial encontrar mecanismos para paliar el daño que el exceso de grasa ocasiona en el organismo. En este sentido, los adipocitos cobran especial interés, pues son el tipo celular especializado en gestionar las reservas lipídicas de forma eficiente y segura. En el artículo publicado en Nature Communications, liderado por M.A. del Pozo (CNIC) en colaboración con grupos de ICMM, CIMUS, CNIO, IIBM y CIB, se describe cómo las caveolas asisten al adipocito en su cometido. Durante la acumulación de grasa, el adipocito aumenta de volumen y sufre un gran aumento de tensión en su superficie. Las caveolas son sensibles a estos cambios de tensión, a lo que, en un proceso dependiente de la fosforilación de Cav1, responden aplanándose y liberando el reservorio de membrana contenido en la invaginación. Esto no sólo proporciona más superficie a la célula y le permite aumentar todavía más su volumen, sino que también compensa el aumento de tensión derivado del llenado, evitando así que la célula se rompa. Además, cuando las caveolas se aplanan, componentes moleculares de estas estructuras viajan a otros compartimentos de la célula, pudiendo actuar como un mensaje que ayuda a coordinar el metabolismo celular con el nivel de reservas de energía. Al preservar la integridad de los adipocitos y facilitar la acumulación de grasa, las caveolas protegen la salud metabólica y cardiovascular. Los adipocitos desprovistos de caveolas son frágiles y no pueden acumular energía de manera eficiente, lo que permite un exceso de grasa circulante, y su depósito en la pared vascular o el hígado.
