
Aquello debió durar doce años, los seis primeros como vocal y los otros seis como presidente, hasta 2011. En mi etapa como vocal aprendí mucho de Willy Stalmans, entonces presidente, y de John Mowbray, a la sazón tesorero de FEBS. Willy tenía una casa magnífica, antigua granja, en las afueras de Lovaina. Había allí una bodega extraordinaria, formada por su padre, de tintos de Borgoña, de la que hacía uso generoso con quienes los apreciaban. Entre ellos, desde luego, se encontraban Mowbray y el arriba firmante. Al hacerme cargo del comité, Willy me dijo dos cosas, una, que los últimos años habían sido económicamente muy buenos para las revistas de FEBS, pero que no cabía esperar que la curva siguiera creciendo. Otra, que su predecesor, cuyo nombre he olvidado, le hizo exactamente el mismo comentario, a pesar de lo cual habían continuado los años de bonanza. Con esos dos precursores, yo no tuve más remedio que demostrar, igual que ellos, que las predicciones oscuras podían revertirse.
Por esas cosas que pasan, mi elección como presidente anduvo bastante rodada, debido a mis lecturas de Montesquieu sobre la separación de poderes, pero entrar en el comité como vocal no estuvo tan fácil. Se requirieron dos intentos, en años consecutivos, y fueron clave las maquinaciones, digo conversaciones, de Joan Guinovart, que ya para aquellas fechas había contado muchos chistes verdes a los viejos ídem del comité (que no los pillaban, naturalmente, pero se reían un montón).
Claro, la ventaja de la memoria defectuosa es que uno no se acuerda de las cosas, o sea, que no me hago responsable del rigor histórico de lo que sigue (ni de lo que precede). Por ejemplo, me acuerdo muy bien de algunos miembros del comité, y no de otros. Recuerdo a la maravillosa Anna Tramontano, napolitana de pro, y a nuestra galleguísima María Teresa Miras, ambas fallecidas, y ambas inolvidables. Me pasa lo mismo con los miembros del Council de FEBS, del que más me acuerdo es del ucraniano Prof. Sergiy Komisarenko, que llevaba una gabardina de espía de película (muy parecida, de hecho, a una que suelo llevar yo).
Las reuniones del Comité Ejecutivo nos llevaban a veces a lugares exóticos, por decirlo finamente. Una vez nos reunimos en Tromsö, Noruega, por razones que, una vez más, he olvidado. Era junio, y estaba todo nevado. Lo más atractivo del lugar eran las excursiones en trineos tirados por perros. Naturalmente, yo me quedé en el hotel, resguardado de la nevada de turno. A su vuelta, los alegres excursionistas me relataron que, al coger carrerilla, los perritos se cagaban, regalando a los viajeros con sus aromáticos obsequios. Todo sea por nuestras revistas, claro.
En mi periodo como presidente, creo recordar un evento bastante traumático. Se trataba de la aparición, nadie sabía entonces con qué futuro, del Open Access, modalidad de publicación en la que el autor pagaba por publicar su artículo y la revista lo publicaba con libre acceso a los lectores. Esto significaba, en román paladino, un absoluto desastre económico para nuestras revistas. Si fue desastroso o no, se descubrió una vez que había pasado el tiempo, y yo había dejado el comité, o sea que, a los efectos prácticos (los míos), el asunto no tuvo mayor importancia.
Una de las tareas del presidente del comité de publicaciones era mantener un contacto frecuente, y en lo posible amistoso, con los directores (Editors) de nuestras minas de oro, las revistas FEBS Journal y FEBS Letters. (Luego se incorporaron Molecular Oncology y FEBS Open Bio, pero esas son otras historias). El director de FEBS Journal, que, cuando yo empecé en esto, aún se llamaba European Journal of Biochemistry, era el recordado Richard Perham. Como tuve ocasión de escribir en su obituario, nuestra relación no fue fácil al principio, él era muy “Cambridge gentleman” para rebajarse, de entrada, al trato con un chico español. Pero luego las cosas se fueron normalizando, y nos hicimos buenos amigos, y pude llorar su muerte, como es debido, en compañía de su mujer, Nancy, en 2015, cuando yo ya había terminado mi compromiso con FEBS.
La situación con Felix Wieland, editor de FEBS Letters, era muy diferente. Resulta que Wieland fue exaltado a la dirección de FEBS Letters (entonces, nuestro buque insignia editorial) cuando yo era un vocal del comité de publicaciones. Wieland y yo firmábamos “Felix” nuestros mensajes de correo electrónico a nuestro jefe, Willy Stalmans, y esto dio origen a algún malentendido. Entonces a mí se me ocurrió la maldad de empezar a firmar como “Félix non papa”. Clemens non papa fue un (excelente) compositor flamenco del siglo XVI, que tuvo la humorada de firmar así para “distinguirse” de su coetáneo el papa Clemente VII. Mi maldad consistía, sobre todo, en ver si Stalmans estaba suficientemente impuesto en historia de la música como para pillar mi broma. Por supuesto que la descubrió a las primeras de cambio. No bajó el nivel Felix Wieland, cuando, al hacerme yo presidente del comité, decidió que yo había ascendido ya al papado. Desde entonces, empezó a mandarme mensajes dirigidos a Felix pp, y firmados por Felix hs (humble son). En la actualidad, hemos acordado tácitamente poner al día mi título. Ahora soy Felix ex-pp, aunque él sigue firmando Felix hs.
Bueno, supongo que se me olvida, como siempre, lo más importante. Pero, qué le vamos a hacer, son cosas de la edad.
Comité de Publicaciones de FEBS
El Comité de Publicaciones se estableció en 1966, poco después de la creación de FEBS, para encargarse de las revistas y otras publicaciones de la Federación. Originalmente existían dos revistas, The FEBS Journal (creada en 1967 bajo el nombre de The European Journal of Biochemistry) y FEBS Letters (creada en 1968). Para adaptarse a los nuevos avances tecnológicos y científicos, así como a los cambios en los modelos de publicación, se crearon otras dos revistas completamente open access: Molecular Oncology, en 2007, y FEBS Open Bio, en 2011, esta última solo disponible en formato online.
Las cuatro publicaciones de FEBS junto con el equipo de editores y los miembros del Comité de Publicaciones conforman FEBS Press. Las ganancias de FEBS Press son la principal fuente de ingresos de FEBS que, como organización científica sin ánimo de lucro, invierte todos los ingresos en financiar sus diversas actividades tales como los programas de becas (ver las entrevistas a Vicente Rubio y Carlos Gancedo), los cursos avanzados, las actividades para jóvenes científicos (ver el artículo de Irene Díaz-Moreno) o diversos congresos como el congreso anual de FEBS o los FEBS3+ meetings (ver la entrevista a Joan Guinovart). De este modo, al publicar en FEBS Press, se contribuye a apoyar actividades en beneficio de la comunidad científica y la ciudadanía europeas.

Félix M. Goñi presidió el Comité de Publicaciones de FEBS durante dos mandatos, de 2006 a 2011, tras ser miembro de este Comité en 2000–2006
