Ayudando a jóvenes investigadores: las becas FEBS. Recuerdos de un Chairman del Comité de Becas

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Hace más de treinta años que terminé mi función de Chairman —Presidente— del Comité de Becas de FEBS. Los recuerdos que quedan de ese periodo son fragmentos tamizados por el paso del tiempo, y es posible que algunos, importantes, se hayan perdido. Sin embargo, puesto que los recuerdos son lo que queda en ausencia de archivos, aquí van los míos por si tuviesen algún valor histórico en un tiempo de olvidos acelerados.

Después de tres años como vocal en el Advanced Courses Committee presidido por Giorgio Bernardi, pasé a presidir el Comité de Becas en 1983. El programa de becas de FEBS se había iniciado en 1979 y estuvo dirigido por un Fellowships Officer, Guy Dirheimer, con el apoyo de unos vocales nombrados por el Council de FEBS que representa a todas las sociedades miembros. Pasado un cierto tiempo ese grupo de personas pasó a llamarse Fellowships Committee y así me hice cargo de él.

El Comité de Becas estaba formado por cuatro vocales y el presidente; elegidos todos por el Council de FEBS entre los candidatos propuestos por las sociedades y recomendados por el Comité Ejecutivo. El Comité de Becas trabajaba básicamente por correo postal, mucho más eficaz entonces que el actual, y ya muy al final de mi tiempo, excepcionalmente por fax. Los contactos telefónicos eran costosos, a veces lentos, y solo se usaban en casos de grave problema. Hoy puede parecer extraño, pero en aquella época no existía el correo electrónico y el fax estaba empezando a generalizarse. En el periodo en el que dirigí el comité se formalizó su funcionamiento, se estandarizaron los formularios de solicitud y de archivo de documentación y se logró que las decisiones se tomaran generalmente en un plazo de dos meses desde la recepción de la solicitud. Teniendo en cuenta los medios de comunicación, eso fue un logro importante.

FEBS no proporcionaba ayuda de secretaría y esto, en ausencia también de esa ayuda en la institución de trabajo, hizo que durante el tiempo de mi actuación dedicase al trabajo del comité las mañanas íntegras de los sábados, aparte de otros momentos “libres” durante la semana si era menester. Como suele suceder en numerosas actividades paracientíficas, los miembros del comité no recibían subvención económica alguna, exceptuando los gastos de viaje y alojamiento en las reuniones presenciales del comité que tenían lugar coincidiendo con el Congreso de la FEBS. En ese momento se rendían cuentas del trabajo al Comité Ejecutivo, algo que se hacía también en la otra reunión de éste, en general al finalizar el año.

Hasta entonces solo existían las llamadas short-term fellowships, que financiaban un viaje a un laboratorio extranjero y conllevaban una pequeña ayuda económica para la subsistencia; todo pagado en marcos alemanes que era la moneda que usaba FEBS. La existencia de esas becas en una Europa dividida en bloques políticos —occidental y oriental— fue importantísima para muchos jóvenes investigadores, sobre todo de países en los que obtener fondos y permisos para viajar al extranjero no era sencillo. Además, el estar patrocinadas por una organización como FEBS en la que las sociedades de ambos bloques participaban en igualdad de condiciones y en la que, en la composición de los comités se intentaba equilibrar la proporción de miembros de un bloque y otro, disminuía algo la reticencia de ciertos países a conceder permisos de salida. Esta situación puede ser difícil de comprender por los jóvenes que ahora se desplazan libremente por el espacio europeo, pero no está tan lejana en la historia y es importante no olvidarla.

El Comité, considerando siempre la calidad de las solicitudes, procuró favorecer las de países en los que los solicitantes tenían más dificultades para obtener financiación. Entre los receptores de becas short-term recuerdo el nombre de Svante Pääbo, premio Nobel de Medicina 2022.

Como es fácil de imaginar, la magnitud de un programa de becas es dependiente de la situación financiera del organismo que las proporciona. FEBS, a diferencia de otras organizaciones científicas europeas, no recibe financiación de los estados en los que residen las sociedades constituyentes y sus fondos provienen de los ingresos de las revistas que publica; en aquel momento el European Journal of Biochemistry y FEBS Letters. Hacía una década, el mundo occidental había sufrido una gravísima crisis económica provocada por el embargo petrolífero decretado por la OPEP. La inflación hizo temblar muchas economías nacionales y el crecimiento se estancó. Después de un largo periodo la situación, aunque ya no volvió a ser la misma, se estabilizó y un cierto optimismo se hizo patente. La situación económica de FEBS se consolidó y, gracias a la magnífica gestión e imaginación del tesorero Prakash Datta, se pudo considerar otro tipo de becas. Así surgieron las Long-term fellowships y las Summer fellowships. Las primeras fueron inicialmente para un año, pero después pudieron ampliarse a un periodo más largo. Las Summer fellowships estaban dirigidas a personas que se iniciaban en la investigación para permitirles sentir cómo se investigaba en un laboratorio distinto de aquel en que trabajaban. Se estableció un premio para el report mejor escrito del trabajo realizado con ellas, intentando inculcar en los principiantes la importancia de una buena escritura en la comunicación científica.

El presidente del Comité de Becas era, como todos los presidentes de Comité, miembro del Comité Ejecutivo de FEBS en el que se discutían las grandes líneas de actuación, que se sometían después a discusión en el Council celebrado durante los congresos de FEBS. Para el Comité de Becas eran muy importantes las interacciones con el de Cursos Avanzados durante las reuniones del Ejecutivo, ya que proporcionaban orientaciones sobre temas que FEBS consideraba importante potenciar.

En mi recuerdo, y en su posterior funcionamiento, el Comité de Becas de FEBS ha sido un éxito, y las becas FEBS han ayudado a numerosas personas en los inicios de su recorrido científico.

El recordar lo logrado no debe servir solo de satisfacción y para quedar inmovilizado en el pasado, sino para aprender de los posibles éxitos y fracasos para orientar —dentro de lo posible— actuaciones futuras, aunque el futuro guarde siempre un enorme factor de imprevisibilidad.

Fotos del Comité Ejecutivo de FEBS en las dos etapas en las que Carlos Gancedo formó parte del mismo, presidiendo el Comité de Publicaciones (1984–1992) y como Chairman de la Federación (1996–1998). (a) Reunión del Comité Ejecutivo en Budapest en 1990. De pie (de izquierda a derecha): Horst Kleinkauf, Iain Mowbray, Karl Dekker, Guy Dirheimer, Vito Turk, Horst Feldmann y Carlos Gancedo. Sentados: Prakash Datta y Doriano Cavallini. (b) Reunión del Comité Ejecutivo en Berlín en 1997. De pie: Karel Wirtz, Carlos Gancedo, Joachim Seelig, Prakash Datta, Willy Stalmans, Karl Dekker y Joan Guinovart. Sentados: Horst Kleinkauf, Iain Mowbray, Vito Turk e Israel Pecht.

Para leer más

  • Gancedo C. “The FEBS Fellowships Committee in the Period 1984–1992”, pp.334-335. En: Dirheimer G, Feldmann H. “Fifty Years of FEBS – A Memoir 1964 to 2013”. Wiley-Blackwell, 2004

Carlos Gancedo presidió el Comité de Becas de FEBS durante tres mandatos consecutivos, de 1984 a 1992. Además, fue el Chairman (Presidente) de FEBS en 1996–1998 y fue condecorado con el FEBS Diplôme D’Honneur en 1994, convirtiéndose en el primer bioquímico español en recibir este galardón.

Referencia del artículo
Gancedo C. 2024. Ayudando a jóvenes investigadores: las becas FEBS. Recuerdos de un Chairman del Comité de Becas. SEBBM 221
https://doi.org/10.18567/sebbmrev_221.202409.dc4