Antonio Sillero
(1938-2024)

Antonio nace en Rute (Córdoba) y se licencia en Medicina en la Universidad de Granada y su afición por la bioquímica le lleva a licenciarse también en Ciencias Químicas en la misma Universidad que le permitirá conocer más profundamente los procesos bioquímicos.

Antonio Sillero falleció el día 4 de octubre de 2024 después de una larga enfermedad que le ha tenido postrado casi cuatro años. El papel de María Antonia en el mantenimiento de Antonio durante estos años tan dolorosos ha sido heróico y fundamental. La labor conjunta de Antonio y María Antonia (A+A) ha cesado después de una vida matrimonial dedicada a la investigación científica. La conjunción de estas dos personalidades ha dado como fruto unos resultados que quedan reflejados en la excelencia y el gran número de artículos científicos publicados y sobre todo en la gran cantidad de discípulos que por ellos han sido formados en investigación bioquímica. Y más importante aún, ha sido la estela de humanidad que esta pareja ha dejado en todos los ambientes en que su vida se ha desarrollado. Han sido verdaderos hacedores de Paz

Antonio nace en Rute (Córdoba) y se licencia en Medicina en la Universidad de Granada y su afición por la bioquímica le lleva a licenciarse también en Ciencias Químicas en la misma Universidad que le permitirá conocer más profundamente los procesos bioquímicos. Finalizadas sus Licenciaturas pide la incorporación en el grupo de investigación que dirige el Dr. Alberto Sols en el Centro de Investigaciones Biológicas de la calle de Velázquez de Madrid. La falta de espacio en este Departamento de Enzimología, le obliga a esperar por un año su incorporación al mismo. Los Drs. Morréale-Escobar le ofrecen su laboratorio durante este periodo de espera. En el Departamento de Enzimología, y dirigido por el Dr. Sols, realiza el trabajo experimental para obtener sus doctorados en Medicina y Ciencias Químicas. Antonio y María Antonia realizan trabajo postdoctoral en el departamento de Bioquímica que dirige el Profesor Severo Ochoa en la New York University. Vueltos a España, Antonio dirige sus pasos hacia la enseñanza universitaria opositando a la cátedra de Bioquímica de la Universidad de Valladolid, y ejerciendo después enseñanza en la Universidad de Extremadura en Badajoz. Su paso por ambas Universidades dejó poso abundante tanto en personal como en número y calidad del trabajo de investigación desarrollado, gracias al esfuerzo tanto suyo como la eficaz participación de María Antonia. Badajoz cuenta hoy con un competente Departamento de Bioquímica en la Facultad de Medicina gracias a la eficaz acción de esta pareja. Finalmente terminó su carrera como catedrático en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid.

Escribo estas líneas con el sentimiento de dolor que aún hoy, a los quince dias del fallecimiento de Antonio, me produce su pérdida, pero con el consuelo de haber compartido con él (léase A+A) tantos y tantos momentos de mi vida. Las inmemorables fiestas en su domicilio con participación de amigos y vecinos en la puesta a punto de conciertos musicales y representaciones teatrales son inolvidables. Su origen andaluz hacía que todos estos actos terminasen con el canto de la Salve Rociera que tan emotivamente sonó en el momento de su enterramiento. ”Morir sólo es morir. Morir se acaba. Morir es una hoguera fugitiva. Es cruzar una puerta a la deriva y encontrar lo que tanto de buscaba” (Martín Descalzo). Seguro que Antonio encontró ya esa Paz de la que fue ejemplar difusor.