Federico Mayor: prohombre, civil servant, polifacético
Ciencia y Sociedad

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Una de las principales virtudes del profesor Federico Mayor Zaragoza era su bonhomía: una personalidad afable, bondadosa y generosa que inspiraba confianza. Esta cualidad, combinada con una mente brillante, creativa y con un criterio firme, lo convirtió en una figura destacada. Siempre mostró inquietudes profundas, un afán por el conocimiento, y un compromiso con la mejora política y social, respaldado por una sólida cultura internacional y universal.

Su carácter probablemente estuvo influido tanto por su genética como por las circunstancias que vivió. Pasó por una infancia marcada por la guerra y la posguerra, y cursó sus estudios universitarios en los años 50, una época en la que España enfrentaba un aislamiento científico tras la pérdida de figuras destacadas como Cajal por fallecimiento, u Ochoa por exilio. Don Federico desempeñó un papel crucial en la modernización de la ciencia en España. En 1968 fue nombrado rector de la Universidad de Granada, donde transformó no solo la docencia, sino también la investigación, fortaleciendo el Departamento de Bioquímica y formando una escuela de científicos que más tarde ocuparían cargos importantes en universidades e instituciones de investigación nacionales e internacionales.

Entre sus logros científicos, destaca el desarrollo, durante los años 60 y 70, de un método de prevención para enfermedades metabólicas genéticas tras la creación de un centro de diagnosis de enfermedades metabólicas (CEDEM). Este método permitió detectar afecciones desde el nacimiento y garantizar una vida normal a cientos de personas que, sin tratamiento, se habrían enfrentado a graves dificultades.

Federico entendía con claridad las diferencias entre las responsabilidades de las instituciones públicas y privadas. En una institución privada, el objetivo es el bienestar de la empresa, que indirectamente puede beneficiar a la sociedad. En cambio, en una institución pública, el objetivo primordial es el bienestar social. Como un verdadero civil servant al estilo anglosajón, don Federico se dedicó a crear y mejorar instituciones, asegurándose de que fueran eficientes antes de dar paso a nuevas generaciones. Aunque dejaba sus cargos, siempre mantenía lazos de amistad y colaboración con dichas organizaciones.

Durante la transición española, desempeñó un papel clave como diputado constituyente en el Congreso, siendo el Presidente de la Comisión de Educación y Ciencia y posteriormente, como Ministro de Educación y Ciencia en uno de los primeros gobiernos democráticos, promoviendo el diálogo y la paz por encima del autoritarismo. A lo largo de su trayectoria, sirvió a colectivos de distintos tamaños: desde la Universidad de Granada, el Centro de Biología Molecular y al pueblo español como Ministro, hasta el mundo entero como Director General de la UNESCO. En todos estos casos, su servicio fue honesto y brillante.

En instituciones privadas como la Fundación Ramón Areces, su gestión también dejó un impacto positivo, creando sinergias con centros de investigación y universidades públicos. Federico fue un estratega excepcional, siempre en busca del bien común.

Fundó o mejoró universidades, centros de investigación y organizaciones científicas como sociedades y academias. Fue cofundador del Centro de Biología Molecular (CBM) y presidió grupos clave como el que creó el Consejo Europeo de Investigación y la Iniciativa para la Ciencia en Europa. Su paso por la UNESCO dejó un legado significativo, mejorando la educación superior en regiones menos desarrolladas como América Latina y África. En América Latina, elevó la CREASALC al nivel del IESALC, institución clave en la región.

Federico también participó activamente en organizaciones académicas como la Real Academia de Farmacia, Medicina y Bellas Artes en España, y en academias de Europa, Rusia, China y Francia. Fue Miembro de la Sociedad de Bioquímica del Reino Unido y Miembro fundador de la Sociedad Española de Bioquímica, donde ocupó los cargos de presidente y presidente de honor. A nivel europeo también fue el primer Presidente del Comité Ciencia y Sociedad de la FEBS. Asimismo, cofundó la Fundación Severo Ochoa (FSO) para mejorar la gestión del CBM y más tarde la Fundación Cultura de Paz en el campus de la UAM. Curiosamente, poco antes de su fallecimiento, don Federico participó muy activamente en el último Patronato celebrado de la FSO, previniéndonos del posible cambio negativo universal en el ámbito científico, con el regreso de Trump a la Casa Blanca.

Por otro lado, también destacó su participación en el «Club de Roma», donde llevó a cabo un trabajo importante en política social.

Los cargos de alta responsabilidad que ocupó, como Ministro de Educación y Ciencia y Director General de la UNESCO, siguen siendo recordados por su eficiencia y honestidad. don Federico dejó una huella profunda y una escuela de pensamiento y acción en cada institución que dirigió. Fue un ejemplo de liderazgo, siempre dispuesto a asumir responsabilidades para mejorar las organizaciones a las que pertenecía.

Su funeral fue testimonio del aprecio que inspiró, con una multitud abarrotando la iglesia del Espíritu Santo y extendiéndose por la calle Serrano. Su hijo Federico ofreció un emotivo discurso, destacando también su papel como un pilar fundamental para su familia, querido y admirado por todos sus seres queridos. Si el progreso de nuestra sociedad, como decía Darwin, es resultado de una evolución positiva, se debe en gran parte a personas como Federico Mayor Zaragoza: brillantes, generosas y comprometidas con sus semejantes.

Don Federico, un prohombre polifacético.
Federico dejó un legado imborrable al impulsar la convergencia entre la política y la investigación científica. Un ejemplo destacado de su contribución son las colaboraciones con don Severo Ochoa, que fueron clave para la creación del CBM. En el ámbito de la política científica, sobresale su estrecha relación con don Adolfo y su posterior labor como Ministro de Educación y Ciencia.
Referencia del artículo
Ávila J. 2025. Federico Mayor: prohombre, civil servant, polifacético. SEBBM 224
https://doi.org/10.18567/sebbmrev_224.202505.dc16