Mis relaciones con Federico Mayor: una historia entrelazada y apasionante, pero contada a retazos
Ciencia y Sociedad

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Contexto

Recibí con ilusión la invitación por parte de la dirección de la revista para escribir un artículo que expusiera las facetas política y social de mi admirado amigo, pero en cuanto me he puesto a ello me he enfrentado a un dilema que trato de resumir a continuación. En primer lugar, las condiciones sociales en que vivimos: una sociedad impulsada por las paradojas: quienes odian aprovechan las redes sociales para inundar de odio y desconfianza sobre el caso que se trate, mientras que los que aprecian y aman persiguen inundar de información para no quedar detrás en los merecidos reconocimientos. Esta es la situación actual ante la pérdida irreparable de un personaje tan polifacético, amable, justo, culto, y en suma universal como Federico.

Tengo que esforzarme para contar una historia que se apoya en la fuente virtual de la memoria de 65 años de carreras paralelas con discontinuidades en los encuentros personales por mor de nuestras intensas actividades profesionales, pero con una profunda nube alimentada por las pasiones que comparten el valor común de la responsabilidad social y la convicción de aplicar las éticas a la solución de problemas.

Acuerdos y desacuerdos

No me resisto en calificar que la relación entre Federico Mayor y yo ha sido una amistad sin duda pero muy especial por su complejidad y por lo tanto modulada por la existencia de paradojas y contradicciones, mientras que al mismo tiempo ha habido muchas confluencias derivadas de los intereses y los objetivos de nuestras acciones y situaciones: compartimos mediterraneidad, generación, educación e investigación como prioridades profesionales, soluciones políticas a la salida de la autocracia franquista.

En todo caso, quiero dejar constancia desde el principio que en nuestras relaciones ha primado el afecto y el respeto mutuo, incluso en momentos críticos, lo que ha supuesto un enriquecimiento intelectual y una recompensa moral que estimo mutuos. Bajo el punto de vista procedimental ha sido una relación de carreras en paralelo favorecida por las virtudes de Federico Mayor que se pueden condensar en metáforas: faro por la «luz infinita de la palabra»1 y puente por su predisposición al pacto, al diálogo, a la paz… a la palabra frente al grito, a la empatía por los demás antes que a su propio beneficio.

Del Corredor del Mediterráneo al Espacio de la Cultura universal

Enfoque

De lo que antecede se deduce que 65 años de relaciones son difíciles y complejas, y sobre ello se ha insistido en lo escrito hasta ahora. Por lo tanto, pensar que la memoria es la única fuente para el análisis es una decisión peligrosa por intensa que sea la memoria y bien definidos los encuentros. Hay que optar primero por la bifurcación, porque los primeros cuarenta años de amistad han tenido sobre todo temas comunes específicos y puntuales, atravesando el camino de carreras profesionales paralelas. En estos periodos hemos tenido la oportunidad de irnos conociendo, de identificar en cada caso lo que nos unía y nos separaba, en función de los contextos y nuestras diferentes posiciones, a la par que de repente podíamos darnos cuenta de lo que nos unía.

Por razones de contexto editorial en este articulo voy a tratar esencialmente los primeros cuarenta años (1954- 1995), mientras que los últimos veinticinco son aquéllos en los que nuestras carreras han confluido y ha habido muchas conversaciones, algunos de cuyos contenidos formarán parte de un segundo texto que va a integrarse en un Liber amicorum promovido desde la Fundación Cultura de Paz, cuya edición está prevista en el verano de 2025.

En todo caso, para dar solidez a este trabajo, he tenido la fortuna de contar con la colaboración de un amigo y socio fundador de la Asociación para el Avance de la Ciencia, el profesor de investigación emérito del CSIC, Jesús Ávila, uno de los científicos españoles más galardonado, quien ha tenido la fortuna de coincidir con Federico Mayor en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBM), centro mixto del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), sito en el campus de esta universidad. Dicha coincidencia no se ha cumplido en mi caso por razones que se detallan en este texto. El profesor Ávila es un científico muy responsable con la vertiente de la divulgación de la ciencia biológica y biomédica y de su historia en España, y ha escrito tres reseñas sobre la figura del añorado y polifacético Federico Mayor Zaragoza2, estos tres textos confirman algunas de los comentarios y conclusiones que se exponen a continuación.

Educación (1957-1963)3

En los primeros tiempos no hemos tenido mucho intercambio de experiencias sobre la infancia y los primeros estudios, si bien hemos intercambiado y conectado en algunas características destacadas: la mediterraneidad (Federico nace en Barcelona en 1934, pero es en Tortosa donde va creciendo y forjando su identidad4), la evocación a los límites del espacio físico en el que se desarrollaba la vida familiar con lo que se acorta la perspectiva del conocimiento sobre el medio. Es notable además como en su relato subraya siempre la influencia de los discursos del lado femenino de su familia (madre, abuela, tía) aunque habla poco de sus hermanas, mientras que de su padre destaca la coherencia y el sentido del emprendimiento hasta el extremo de ser capaz de apreciar el potencial del descubrimiento de Fleming, la penicilina, de obtener el antibiótico de forma casera y terminar por poner en pie una empresa, Antibióticos S.A., que compite con éxito en España con la norteamericana Merck y que trae el bienestar económico a su familia.

El salto a la educación superior

Tal salto lo hace de forma abrupta optando por el cambio a la meseta y por escoger la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid. Es probablemente una de las instituciones universitarias que mejor ha resistido al tsunami de la guerra civil5. Federico cursa con brillantez sus estudios, una licenciatura con notas sobresalientes y es Doctor en Farmacia con Premio Extraordinario en 1958, ocupa el puesto de profesor titular a partir de ese reconocimiento en la cátedra de Bioquímica, cuyo titular es Ángel Santos Ruiz. Tres años después (curso 1957-1958) se produce nuestro encuentro, cursando mi cuarto curso y primero de Bioquímica, al que llego con cierta notoriedad en el expediente y como delegado de curso, elegido democráticamente en la reforma del SEU que acomete Martín Villa. Durante los dos años de la asignatura de Bioquímica, Federico me propone que haga el doctorado en el departamento del que forma parte, pero llega mi primera negación al declararle que prefiero la investigación a la docencia y que espero realizar mi tesis en el Centro de Investigaciones Biológicas (CIB) del CSIC, fundado en 1953 pero puesto en funcionamiento precisamente en 1957-58 y al que tengo acceso por el camino de José María Albareda, Catedrático de Edafología y Secretario General del CSIC.

Alcanza la cátedra de Bioquímica en la Universidad de Granada en 1963, continuando su fulgurante carrera académica. Un año después en lo que respecta a nuestra relación personal forma parte de mi tribunal de Tesis doctoral, debutando en estas tareas.

Investigación (1963-1972)

La creación de la Sociedad Española de Bioquímica en Santiago de Compostela fue un acto que parece estar marcado por la impronta de Federico porque allí estuvo todo el mundo desde Sols y Ochoa, los grandes impulsores, a los científicos valiosos más próximos al régimen franquista como Manuel Lora Tamayo, mediadores como Gregorio Marañón, Rodríguez Candela, Jiménez Diaz y los jóvenes que habían conseguido cátedras como Julio Rodríguez Villanueva y Manuel Losada, que venían por la vía del CSIC de Albareda.

En la Universidad de Granada, Mayor Zaragoza inicia la formación de un grupo captando brillantes investigadoras e investigadores entre los que cabe citar a: Magdalena Ugarte, José María Medina, Fernando Valdivieso, Ignacio Núñez de Castro, que figuran en mis recuerdos por lo importantes que han sido y porque nos hemos encontrado en alguna circunstancia.

En este proceso, el Departamento que dirige el profesor Mayor Zaragoza se implica en la organización de la IV Reunión de Bioquímicos Españoles en 19576 con un buen plantel de científicos entre los que me gustaría mencionar a una nueva figura internacional, Luis Leloir. Coincidimos en un simposio en el que mi intervención se centró en la pared celular de Streptococcus pyogenes y el polisacárido C, participación que suscitó interés y provocó una nueva invitación para que me incorporara a su grupo, de nuevo rechacé la propuesta porque además de tener ya plaza en el CSIC, estaba ya pensando en cambiar al estudio de las membranas celulares.

En 1968, el brillante catedrático es nombrado Rector de la Universidad de Granada por el gobierno pero con el apoyo de quiénes preparaban la sucesión monárquica al régimen franquista. Dicho nombramiento termina en 1972.

En 1969 se celebra en Madrid el VI Congreso de la Federación Europea de Sociedades de Bioquímica (FEBS), un evento7 que coloca a la ciencia española en el ámbito internacional y sirve de plataforma para la transición política sin pretenderlo. La colaboración entre Severo Ochoa y los jóvenes bioquímicos es esencial con un papel destacado de Federico Mayor que era Rector y ya había realizado una estancia en Oxford con el premio Nobel Hans Krebs, de la que regresó con su proyecto estrella: la prueba del talón para detectar enfermedades hereditarias que conducían a procesos irreversibles. Proyecto que cumple con la creatividad investigadora del científico-poeta y que a la vez se integra en las preocupaciones y los intereses sociales y éticos del profesor Mayor Zaragoza, y a la vez se completa con unas dosis de feminismo al nombrar a la Dra. Ugarte como responsable del mismo.

La creación del Centro de Biología Molecular (CBM) en la Universidad Autónoma de Madrid8 de acuerdo con el artículo que se cita y que procede del repositorio de la UAM es quizás el paradigma de lo que podía hacer la figura de Federico en tanto que faro y puente como he propuesto anteriormente. Tiene sus raíces en un proyecto de la National Science Foundation (NSF, por sus siglas en inglés) americana al profesor Ochoa, decidido a aportar algo a nuestro país. Ochoa decide los grupos que van a ser premiados con equipamiento y se dirige a los lideres; por otro lado, el proyecto se desarrolla desde el CIB con Eladio Viñuela como responsable científico y Javier Corral como técnico. Lamentablemente, el proyecto tropezó con dificultades a causa de los problemas del tardofranquismo con un ministro, Julio Rodríguez, de infausta memoria por sus ocurrencias y extremismos. Se opuso a Ochoa e incluso a Federico, aunque este como catedrático pudo asumir su liderazgo y terminar el proyecto cambiando la estrategia. Los equipos estuvieron almacenados excepto los míos porque yo solicite su envío al CIB, ya que mi grupo fue vetado por tener un investigador muy brillante que era miembro del partido comunista y además militante muy activo que colocó fotos de Marx y Lenin en su laboratorio, y además fue detenido por repartir propaganda. Lógicamente, Federico en su posición de responsable del proyecto me escribió una carta solicitando su devolución, a lo que me negué argumentando que estábamos trabajando con ellos, que éramos los únicos que podían y sabían usarlo, y que el trabajo se estaba saldando con éxito en publicaciones internacionales como Biochemistry y Biochimica y Biophysica Acta (BBA). Esa respuesta no tuvo reacciones y por silencio administrativo seguimos utilizando los aparatos relacionados con la estructura de proteínas en el CIB, era mi tercera negación y el único choque que hemos tenido en nuestra vida. Una prueba más de la forma social y ética de ser de Federico, y de la fortaleza de nuestra amistad.

Coda

A partir de ahí nuestras carreras fueron convergiendo en lo que he llamado “Espacio de la cultura universal”, nombre ampuloso pero significativo para dar cuenta de nuestras confluencias, casi cuánticas, por ser independientes de donde estuviéramos físicamente.

La última referencia es a nuestra última aventura común en la Asociación Española para el Avance de la Ciencia, AEAC (2018-2024): adjunto un enlace a su web, que presiden su imagen y sus palabras.

  1. Este es el título de los números 103-104 de la revista literaria Ánfora Nova, RUTE, 2015, con prólogos de Mijaíl Gorbachev (sic), Rigoberta Menchú y Mario Soares
  2. Ávila, Jesús: Federico Mayor-Prohombre, civil servant, polifacético; Homenaje SEBBM; Nature | Vol 638 | 20 February 2025
  3. Para profundizar en este tema, esencial en la vida y en las preocupaciones de Federico Mayor, recomiendo el libro de María Novo: El coraje de decir NO. Conversaciones con Federico Mayor Zaragoza, Ediciones Panacea, Madrid, 2019. Es un libro muy completo escrito desde la amistad y la cercanía de conversar la autora con nuestro admirado personaje en su domicilio, con la complicidad de Cheles, la compañera de la facultad y la mujer de su vida. Federico ha cumplido 85 años de una trayectoria profesional y humana que, según reza la contraportada del libro “nunca ha eludido el compromiso, la palabra iluminadora y la firmeza de convicciones ejecutada con entera libertad. Los dos primeros capítulos (páginas 19-42 ) son un buen acervo para entender este apartado.
  4. En Tortosa existe un museo, gracias a otras de las virtudes que han adornado al profesor y ciudadano ejemplar que estamos glosando: la generosidad con los sitios donde han trascurrido importantes periodos de su vida. Me refiero a las donaciones de sus libros, documentos, premios… Tengo entendido que en un principio se volcó con Cataluña, pero tras el ”procés” independentista de 2017, decidió diversificar sus donaciones extendiéndose a Andalucía, probablemente entre varias ciudades. En todo caso los que han visitado el museo de Tortosa, lo elogian encarecidamente.
  5. Es posible que en esa elección haya intervenido su padre; en mi caso tres años después ocurrió lo mismo: la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona había sufrido la peste del exilio. En Madrid estaban brillantes representantes del mundo académico: Albareda, Montequi, Casares, Cándido Torres, Santos Ruiz…
  6. Es curioso que a pesar de la exitosa creación de la Sociedad Española de Bioquímica, tanto por su esencia de cooperación e integración como por su repercusión mediática, no se hayan celebrado Congresos hasta diecisiete años después de dicho acto.
  7. Hay un video conmemorativo del 50 aniversario de tal acontecimiento científico y político.
  8. CBM- Severo Ochoa

“Encantando a los jóvenes” (clausura de la edición 2023 del proyecto Científic@s en prácticas (AEAC), salón de actos del CSIC en Madrid).

“Trabajando por el Espacio de la cultura universal” (Asamblea de la AEAC – 2023, Facultad de Ciencias de la Educación, UCM, Madrid).
Referencia del artículo
Muñoz Ruiz E. 2025. Mis relaciones con Federico Mayor: una historia entrelazada y apasionante, pero contada a retazos. SEBBM 224
https://doi.org/10.18567/sebbmrev_224.202505.dc17