Guinovart, un ilustre amigo

He mantenido una relación amistosa con Joan Guinovart desde hace tanto tiempo, que no sé cuándo la empecé, cuando la empezamos, Juana María y yo. Sí que recuerdo a su director de tesis Manuel (Manolo) Rosell, uno de los socios constituyentes de la SEB, en visitas a Sols, todavía en el CIB de Velázquez, hablando de dos formas de la glucógeno sintetasa, una dependiente y otra independiente de glucosa-6-P, lo que entonces me parecía un misterio insondable. Es posible que alguna vez Guinovart le acompañase. (Uso el apellido porque en nuestra época era el modo en el que nos llamábamos, de forma que Joan era “Guinovart” y nosotros “los Gancedo”). Su tesis Análisis cinético de la glucógeno sintetasa de hígado de rata y su regulación se ocupó de la regulación de las dos formas de la enzima. Hoy sabemos que la fosforilación de la proteína produce la forma dependiente de glucosa-6-P y la desfosforilación origina la forma independiente.

Guinovart mantuvo su actividad investigadora muy ligada al glucógeno, el carbohidrato descubierto en 1857 por Claude Bernard, el “almidón animal” como se le llamó inicialmente, cuyo metabolismo alterado ha resultado ser la causa de numerosos problemas médicos. Esa investigación ha estado relacionada con algunas alteraciones responsables de casos de diabetes y ha culminado con la demostración de que la enfermedad de Lafora es una glucogenopatía debida al depósito de glicógeno anómalo en las células de la glía.

Nuestra relación posiblemente se inició durante los congresos iniciales de la SEB, la actual SEBBM; en ellos el número de asistentes era pequeño, lo que permitía contactos intensos, y que nos conociéramos casi todos. La relación se intensificó durante mi etapa en FEBS, en particular durante el congreso de FEBS en Barcelona en 1996 y continuó mientras tratábamos de aumentar los contactos con otras sociedades europeas de bioquímica. En el último «wasap», recibido pocas semanas antes de su fallecimiento, me decía: ”Hemos luchado juntos muchas batallas que han sido importantes para la bioquímica española y europea. Las fotos lo recuerdan”.

Quiero resaltar el vivo interés de Guinovart por abrirse a nuevas perspectivas. Siendo ya un investigador consagrado, acudió como alumno en 1987 a un curso teórico-práctico de casi tres semanas, sobre Bioquímica y Genética de levaduras que Juana María y yo organizamos junto con otros colegas. Después de ese curso, Guinovart abrió una línea de investigación sobre el glucógeno en levaduras, línea que con gran éxito continuó Joaquín Ariño, uno de sus discípulos más distinguidos.

Guinovart parecía adormecerse oyendo exposiciones, sin embargo, estaba muy presente en el asunto, siempre hacía una pregunta importante. De hecho, él ha referido que su interés por la enfermedad de Lafora surgió al oír en un seminario algo sobre acumulaciones de polisacáridos en dendritas.

En su labor de servicio a la comunidad científica son de mencionar su Presidencia de la SEBBM, durante la cual impulsó la actual revista de la Sociedad, el haber sido presidente de COSCE y, a nivel internacional, su Presidencia de la International Union of Biochemistry and Molecular Biology. Y hay que hacer referencia especial a su aportación como fundador y director del exitoso Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona. El dijo en una ocasión, y así lo recoge Andreu Mas-Colell en la necrológica publicada por el diario Ara, que le gustaba poner al Barça de su tiempo como modelo a seguir en tres aspectos: el hábito de victoria, La Masía y la norma de completar las plantillas con los mejores jugadores del mundo. Traducido a la investigación: moral de victoria, formación y selección de jóvenes y traer a los mejores de cualquier parte.

No se puede olvidar su peculiar humor, sus frases, a menudo con poso de una etapa histórica española. “El Alcázar no se rinde”, “Domine non sum dignus” y muchas más que recordamos sus amigos.

En la trayectoria de Joan, a quien le gustaba navegar por el cabo de Creus con su lancha «Es Sipió», podría reflejarse lo que el poeta Konstantino Kavafis consideraba deseable en una travesía vital “que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias.” Su travesía fue así, y así quedará en el recuerdo de quienes nos llamamos sus amigos.

Agradezco a la Dra. Juana M. Gancedo (exprofesora de investigación del CSIC) y al Prof. J. Ariño (Universidad Autónoma de Barcelona) la lectura crítica de este artículo, y a este último y al Prof. Carles J. Ciudad (Universidad de Barcelona) la consecución del título de la tesis de Joan Guinovart.

Carlos Gancedo, Marianne Grunberg-Manago, Joan Guinovart (de izquierda a derecha) Franco-Hispano-Italian Meeting of Biochemistry and Molecular Biology. Marsella,1998.