En respuesta a distintas situaciones fisiológicas de estrés que incluyen infección viral, falta de nutrientes, radiación ultravioleta y choque térmico, la fosforilación transitoria de la subunidad α del factor de iniciación de la traducción en las células eucarióticas, eIF2, reduce rápidamente la síntesis global de proteínas, lo cual atenúa el gasto energético, y facilita la reprogramación de la expresión génica para remediar el daño.
Virtualmente, en todas las situaciones de estrés celular se produce la fosforilación de eIF2α, activándose alguna de las eIF2α quinasas de manera específica. Dicha fosforilación produce una profunda inhibición de la síntesis de proteínas en general, y al mismo tiempo, la activación traduccional de un conjunto de genes implicados en la respuesta al estrés celular. En las células de mamífero se han identificado cuatro eIF2α quinasas que están reguladas por distintas señales: HRI, por deficiencia de hierro; PKR, por ARN de doble cadena producido en células infectadas por virus; PERK, por situaciones de estrés en el retículo endoplásmico; y GCN2, por privación de aminoácidos o suero y por radiación ultravioleta (1). En la levadura de fisión Schizosaccharomyces pombe están presentes GCN2 y dos eIF2α quinasas relacionadas con el HRI de mamíferos (Hri1 y Hri2). En células de mamífero, cuando se activan GCN2 o PERK mediante sus correspondientes estímulos, se inhibe la traducción global pero se estimula la síntesis del factor de transcripción ATF4, que a su vez regula la expresión de genes de respuesta a estrés (CHOP, BiP, otros), favoreciendo el crecimiento y la supervivencia celular (2). Es bien sabido que en una situación de escasez de aminoácidos se activa Gcn2, la única eIF2α quinasa presente en la levadura Saccharomyces cerevisiae, promoviendo un incremento significativo en la traducción del gen Gcn4, un factor de transcripción necesario para la supervivencia celular. En respuesta a distintos tipos de estrés, la levadura Schizosaccharomyces pombe aumenta rápidamente los niveles de eIF2α fosforilado mediante la activación de alguna de sus eIF2α quinasas. Así: i) tras el choque térmico o durante la privación de glucosa, se activa Hri2; ii) tras los estreses oxidativo o genotóxico, se activa Gcn2; iii) tras el agotamiento de los nutrientes al final de la fase exponencial de crecimiento, se activa Hri1; y iv) tras la privación de nitrógeno, se activan Gcn2 y Hri1. Además, la fosforilación de eIF2α por Gcn2 es esencial para la supervivencia de la levadura en medio mínimo, tras el estrés oxidativo o los niveles bajos de glucosa (3).
En respuesta a la infección viral se activa PKR y se promueve la inhibición de la traducción de los ARN mensajeros virales y la consiguiente inhibición de la replicación del virus. También, el GCN2 actúa como un agente antiviral frente a diversos virus ARN con tropismo por el sistema nervioso central. Así: i) el ARN de distintos virus (Sindbis, HIVâ€1, Polio, otros) activan al GCN2; ii) células de ratón que carecen de GCN2 son más permisivas a la infección por el virus Sindbis (SV) y un pequeño exceso de GCN2 inhibe la replicación viral; y iii) ratones desprovistos de GCN2 son más susceptibles a la infección intranasal con SV, detectándose una carga viral en el cerebro de estos ratones GCN2â€/†muy superior a la encontrada en los ratones control (4).
Existen cada vez más trabajos que relacionan directamente un aumento en los niveles de eIF2α fosforilado con procesos neurodegenerativos. En efecto, alguna eIF2α quinasa es responsable de mantener elevados los niveles de eIF2α fosforilado durante la muerte neuronal inducida por estrés oxidativo en la enfermedad de Alzheimer. En estudios de plasticidad sináptica se ha observado una relación íntima entre la síntesis de proteínas de novo, el aprendizaje y la memoria. Así, el GCN2 regula la plasticidad sináptica, el aprendizaje y la memoria modulando la ruta de señalización de ATF4/CREB (5). En este sentido, se han observado niveles elevados de eIF2α fosforilado tanto en cerebros de pacientes como en sistemas modelo de ratón con la enfermedad de Alzheimer. Recientemente, se ha demostrado que la deleción genética de las eIF2α quinasas PERK o GCN2 disminuye la fosforilación de eIF2α, aumenta la síntesis de proteínas y además, estimula la plasticidad sináptica y la memoria espacial de ratones modelo con la enfermedad de Alzheimer (6). Estos descubrimientos sugieren que PERK y GCN2 son dianas terapéuticas potenciales para mejorar la disfunción sináptica y la memoria de los individuos con enfermedad de Alzheimer.
Los cambios postâ€transcripcionales tempranos de la expresión génica que se producen tras el estrés celular, especialmente la reprogramación de la traducción promovida por el aumento en los niveles de eIF2α fosforilado, generan las señales y los instrumentos (síntesis de proteínas de novo, entre otros) necesarios para organizar una respuesta integrada que propicie la adaptación y la supervivencia de las células y los animales.
Referencias:
- Dever TE «Gene-specific regulation by general translation factors» Cell 108:545-546 (2002)
- Han et al. «ER-stress-induced transcripcional regulation increases protein synthesis leading to cell death» Nature Cell Biology 15:481-490 (2013)
- Martín R, Berlanga JJ & de Haro C «New roles of the fission yeast eIF2α kinases Hri1 and Gcn2 in response to nutritional stress» J. Cell. Sci. 126:3010-3020 (2013)
- Berlanga et al. «Antiviral effect of the mammalian translation initiation factor eIF2α kinase GCN2 against RNA viruses» EMBO J. 25:1730-1740 (2006)
- Costa-Mattioli et al. «Translational control of hippocampal synaptic plasticity and memory by the eIF2α kinase GCN2» Nature 436:1166-1173 (2005)
- Tao et al., «Suppression of eIF2α kinases alleviates Alzheimer’s disease-related plasticity and memory deficits» Nature Neuroscience 16:1299-1305 (2013)