P-. ¿Podría hacernos un breve repaso de su recorrido profesional?
R-. Estudié Bioquímica en la Universidad de Zaragoza, y estuve un año investigando en la Universidad de Cambridge (UK) antes de obtener una beca doctoral de La Caixa para realizar la tesis en el Instituto de Investigaciones en Biomedicina de Barcelona (IRB-Barcelona). Estudié el máster de Neurociencias de la Universidad de Barcelona y a finales del 2014 defendí mi tesis sobre neurobiología.
En primavera del 2015 fui finalista del concurso de monólogos científicos: Famelab España, y poco después me uní al grupo de monologuistas científicos: Big Van, científicos sobre ruedas. Big Van lo formamos 20 científicos, casi todos doctores e investigadores en activo de diferentes áreas del conocimiento (matemáticas, química, física, biología…); y a través de nuestros monólogos contamos los últimos avances en ciencia de la forma más divertida posible. Desde que me uní a ellos me he dedicado a la divulgación científica actuando por toda España, algo de Paraguay y un poquito de México, he escrito varios artículos de divulgación y he participado en la creación de dos libros: Si venimos del mono, ¿por qué somos tan cerdos? y Cómo explicar física cuántica con un gato zombi.
P-. ¿Cuándo surgió su interés por la Bioquímica?
R-. A mí siempre me había interesado el campo de la Biología y la Medicina junto con toda la parte de investigación. Así que cuando no pude entrar en Medicina por las notas de corte estratosféricas, decidí cursar los tres primeros cursos de Química para luego entrar en Bioquímica y dedicarme a investigar en ese campo.
P-. ¿Cómo surgió la idea de dedicarse a la actividad que desarrolla actualmente?
R-. Cuando estaba acabando la tesis vi una de las primeras actuaciones del grupo de divulgadores científicos: Big Van, científicos sobre ruedas. Me encantó lo que estaban haciendo y la energía que desprendían, así que decidí unirme a ellos.
P-. ¿Qué consejo daría a los alumnos que están estudiando hoy por hoy Bioquímicas?
R-. Yo creo que profesionalmente es muy importante hacer otras cosas aparte de estar todo el día encerrado estudiando o trabajando en el laboratorio. Tener aficiones te ayuda a adquirir competencias que a lo mejor no aprenderías directamente en la carrera pero que te pueden resultar muy útiles en ciertos momentos. Por ejemplo, yo durante la tesis estudié dos años en La Escuela de Escritura del Ateneu Barcelonés y gracias a eso aprendí a escribir. Lo hice entonces porque me apasiona la escritura, pero gracias a todo lo que aprendí allí, cuando tiempo después empecé a desarrollar mi carrera como divulgador científico, todos esos conocimientos sobre escritura me han permitido desarrollar parte de mi carrera divulgadora escribiendo artículos sobre neurobiología.
P-. ¿Qué pasos son los que hay que seguir, según usted, tras obtener el título?
R-. No creo que se puedan definir una serie de «pasos» concretos y fijos para garantizar el éxito una vez se tiene el título ya que cada caso es diferente, pero sí creo que hay dos cosas que hay que saber hacer cuando se acaba la carrera.
La primera es buscar un entorno de trabajo que nos motive, en vez de solo centrarse en trabajar en un campo que nos ha gustado durante la carrera. Por ejemplo, a mí en la universidad me atraía mucho la inmunología y el cáncer, así que cuando busqué mis primeros laboratorios desechaba automáticamente todos los que no estuvieran relacionados con ese tema. Sin embargo, en Cambridge trabajé en temas completamente distintos y fue una gran experiencia que disfruté muchísimo porque aunque quizás el tema no era el que más me gustaba al principio, la gente con la que trabajé, el entorno y las condiciones de trabajo hicieron que me motivara y que pudiera mantener la motivación durante todo el proyecto.
La segunda es saber abandonar a tiempo. Incluso aunque tengamos cuidado, no siempre vamos a tener suerte y es posible que acabemos trabajando en sitios donde no podemos desarrollarnos, las condiciones laborales no son las correctas y nuestra motivación desaparece. Entonces creo que es muy importante ver que no estamos en un lugar que nos conviene e irnos lo antes posible. A veces incluso la situación no es mala, pero nos damos cuenta que eso en verdad no nos gusta aunque nos cuesta decidimos a cambiar. Sea el caso que sea, creo que es importante rectificar a tiempo para poder buscar otro lugar mejor donde desarrollarnos.
P-. ¿Trabajar en España, o probar en el extranjero?
R-. Trabajar unos años en el extranjero es algo básico para formarse como un buen científico así que siempre es una buena opción salir.
Si no queremos irnos, hay que ser realista con la situación actual de la ciencia en España: aunque todavía se hace buena ciencia y hay grupos muy competitivos a nivel internacional, la realidad es que los recortes han hecho mucho daño. Ha caído mucho el número de proyectos o becas a las que se puede optar, lo cual ha hecho que la competencia por ellas sea altísima, muchas veces exigiendo un currículum muy por encima de lo que ofrece la beca/proyecto española; así que es normal que en general, sobre todo a gente que acaba de salir, cueste encontrar un trabajo con condiciones laborales decentes haciendo ciencia en España.
Ante esta situación, creo que para muchos es una buena opción salir unos años para poder investigar y desarrollarse profesionalmente sin las limitaciones laborales que hay ahora mismo en España, y una vez se ha conseguido la experiencia laboral adecuada se puede intentar volver.