Entrevista a Ángela Bernardo

"La comunicación científica es un campo apasionante en el que se puede trabajar dando charlas y talleres en colegios o institutos, coordinar el área de comunicación de un centro de investigación o trabajando en un medio, como es mi caso."

P-. ¿Podría describirnos brevemente su trayectoria profesional?

R-. Cuando comencé la licenciatura en Biotecnología en la Universidad de León, no imaginaba que me dedicaría a estar al otro lado de la poyata. Durante mis estudios, tras tener la oportunidad de formarme en laboratorios de la Universidad Técnica de Dinamarca o la Universidad de Cambridge, participé en diversos proyectos de divulgación impulsados por la Federación Española de Biotecnólogos y colaboré en medios como Diario de León o la Revista E-Innova. Posteriormente decidí especializarme en el ámbito de la comunicación gracias a la realización de un máster en la Universitat Pompeu Fabra y un postgrado en la Universidad Complutense de Madrid. Desde entonces he escrito para medios como Hipertextual, JotDown, The Huffington Post, ileon.com o el blog Think Big, donde he podido comprobar la necesidad de que los investigadores salgan de su «torre de marfil» para ayudarnos a comunicar mejor.

P-. ¿Cree usted que la Ciencia interesa lo suficiente a la sociedad?

R-. No hay duda de que vivimos en un mundo dependiente de la ciencia y la tecnología, como dijo Carl Sagan, el astrofísico que cambió la forma de hacer divulgación con su exitoso programa Cosmos. Sin embargo, no existe una correlación con la proporción de personas interesadas en los nuevos descubrimientos que cambiarán nuestra vida. Según la VII Encuesta de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología, que realiza bienalmente la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), el 15% de los españoles se muestra atraído por las noticias relacionadas con la investigación. Además, el informe apunta que a un 24,3% de la población le interesa poco o nada la ciencia, algo que se debe principalmente a dos cuestiones: no le llama la atención (39,4%) o no la entiende (35,9%).

P-. Para entender la Ciencia es necesario saber comunicar…

R-. La comunicación científica puede ayudar a mejorar la difusión de los avances y descubrimientos que se realizan en los laboratorios hasta llegar a los medios y a la sociedad. En este proceso, que podríamos describir como un conjunto de eslabones, juegan un papel fundamental los propios investigadores, los gabinetes de prensa y departamentos de comunicación y marketing de universidades y centros de I+D, los periodistas y, por último, la sociedad. Si cualquiera de estos eslabones falla, es posible que también lo haga toda la comunicación científica. Por ejemplo, si un investigador no quiere ser entrevistado, es posible que el proceso comunicativo no funcione como debería. Lo mismo ocurre si los gabinetes de prensa, como «puente intermedio», o los medios, como cuarto poder, se equivocan. Al final, los máximos afectados serán los ciudadanos. También existirán problemas si la sociedad no comprende conceptos básicos, algo en lo juega un papel clave nuestro sistema educativo.

La divulgación es el primer eslabón de la cadena de comunicación. Han de ser los investigadores, y todos aquellos que sientan pasión por la ciencia, los que se pongan manos a la obra para impulsar actividades divulgativas que acerquen su trabajo a la ciudadanía. Los monólogos del concurso Famelab, la red de blogs Naukas o iniciativas como La Noche de los Investigadores, la Semana de la Ciencia y los artículos que ofrece la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular son buenos ejemplos de ello. Gracias a su labor, los comunicadores y periodistas que trabajan en los siguientes eslabones podemos realizar mejor nuestro trabajo, beneficiando con ello a toda la población. Es clave que los científicos salgan de su «torre de marfil» para explicar qué hacen, cómo investigan a diario, qué resultados obtienen y cuáles son los posibles beneficios de su tarea. De este modo también podemos cumplir con el derecho a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten, como proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos.

No habrá buena divulgación si los científicos no apuestan por ella, pero tampoco habrá buen periodismo sin su ayuda.

P-. Supongo que también entra aquí en juego el rigor periodístico…

R-. Gabriel García Márquez definía el periodismo como el «mejor oficio del mundo». Buena parte de su discurso puede ser aplicado para describir la comunicación científica. Tenía razón Gabo cuando decía que la lectura era una adicción laboral. Lo mismo sucede en el ámbito de la comunicación. Cuando uno debe informar sobre investigación, siempre desde una perspectiva crítica, veraz y rigurosa, es fundamental mantenerse atento a las novedades y descubrimientos que se realizan a diario en cientos de laboratorios de todo el mundo. También ocurre algo parecido en divulgación y comunicación, de forma que estas tres áreas, o eslabones dentro de la cadena comunicativa, nos obligan a mirar la ciencia desde el otro lado de la poyata. Como si fuéramos niños curiosos frente al gran misterio en que hemos nacido, que diría Einstein.

P-. ¿Qué consejo daría a los alumnos que están estudiando actualmente Bioquímicas, y se sienten atraídos por la divulgación? ¿Qué pasos cree que deberían dar, tras obtener el título?

R-. Mi consejo es que disfruten al máximo de lo que hacen y aprovechen todas las oportunidades que puedan tener. La comunicación científica es un campo apasionante en el que siempre estás aprendiendo, y en el que se puede trabajar dando charlas o talleres en colegios o institutos, pasando por coordinar el área de comunicación de un centro de investigación o trabajando en un medio, como es mi caso. Para aquellos que estén todavía en la carrera, les recomendaría que se unieran a entidades que hagan proyectos de divulgación y comunicación, que escriban y vean si les llama la atención. En el caso de los que ya les haya picado el gusanillo, mi consejo es que se formen, hay muy buenos másteres y cursos de postgrado relacionados con la comunicación, y especialmente que pongan en práctica todo lo aprendido. Otra recomendación es que se unan a la Asociación Española de Comunicación Científica o a la Asociación Catalana de Comunicación Científica, que ofrecen cursos de formación, talleres y becas para sus socios.