Ha cursado sus estudios de postdoctorado en Viena y allí descubrió que hay enzimas del metabolismo central que localizan en la cromatina de las células del cáncer. En el 2019 se convirtió en líder de grupo en el Centro de Regulación Genómica en Barcelona. El mismo año recibió una ERC-StG (EPICAMENTE) que les permite estudiar el papel de las enzimas metabólicas en la cromatina.
P.- Cuéntanos brevemente qué proyecto estáis haciendo en el laboratorio.
R.- Nuestro trabajo se centra en la investigación de los roles de las enzimas metabólicas que localizan en la cromatina. Su localización canónica es en el citoplasma de las células o en las mitocondrias, donde cubren un papel fundamental para la síntesis de todas las macromoléculas que son necesarias para que las células sobrevivan. Sin embargo, hemos descubierto que algunas de estas enzimas metabólicas localizan en el núcleo y establecen contacto con la cromatina. Sobre sus roles dentro del núcleo se sabe muy poco; nuestra hipótesis es que estén allí para sintetizar macromoléculas “in loco” y agilizar procesos que pasan en la cromatina, como por ejemplo la síntesis de ADN o ARN que requieren una gran cantidad de algunas de estas macromoléculas (por ejemplo los nucleótidos) o de energía (en forma de ATP). En particular, nos centramos en investigar si algunas de estas enzimas se ven más enriquecidas en el núcleo de las células de cáncer. Una vez sepamos más sobre ellas podremos usar su localización nuclear para dibujar nuevas terapia contra el cáncer.
P.- ¿Por qué eres científica?
R.- No hay un por qué especifico, creo que siempre he sabido que iba a serlo. Desde muy pequeña recuerdo tener la necesitad de entender cómo funciona el mundo a nuestro alrededor, desde las hojas de las plantas hasta el color de los ojos de las personas. Creo que nunca me he planteado ser algo distinto que científica.
«La emoción de los nuevos descubrimientos es, literalmente, un subidón de adrenalina que me hace sentir viva»
P.- ¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
R.- La libertad de investigar lo que más me fascina. La emoción de los nuevos descubrimientos es, literalmente, un subidón de adrenalina que me hace sentir viva. El trabajo en equipo, compartir con las personas de mi laboratorio los resultados y ver cómo los proyectos toman forma, o que a mitad de un proyecto tienes que repensar y replantearte cosas, pues los resultados indican conclusiones que ni te habías planteado. Es una satisfacción indescriptible.
P.- ¿Qué es lo que menos te gusta?
R.- La disparidad de oportunidades entre hombres y mujeres seguro se lleva el primer puesto. En segundo lugar, la precariedad de financiación que obliga, tal vez, que algunos proyectos muy interesantes se tengan que cerrar porque no sigue siendo posible renovar contratos o comprar material de laboratorio.
P.- ¿Crees que ha sido complicado llegar a la situación profesional en la que te encuentras ahora?
R.- Bastante. Pero soy muy determinada y aunque ha habido momentos difíciles no me he dejado hundir. Soy sincera cuando digo que no he tenido mucho apoyo a lo largo de mi carrera. Empezando por mis padres que querían que fuera ingeniera. Cuando les dije que iba a hacer la carrera de biotecnologías médicas incluso un poco se burlaron de mi porque no veían que ser científica pudiera ser un plan realista. Además, tuve la mala suerte (aunque desafortunadamente muy común) de empezar un doctorado en Florencia con un profesor déspota que expresaba libremente que el papel de las mujeres en ciencia no podía ser el de liderar proyectos, si no que se debería limitarse a la ejecución de tareas impartidas por sus jefes hombres. Hui de allí, no pude resistir ni un año. Tuve que empezar el doctorado otra vez. Las cosas no han mejorado con el tiempo, desde proyectos robados mientras estaba de baja maternal hasta escuchar que si he conseguido llegar donde estoy es porque los institutos de investigación buscan cumplir con sus cuotas rosas.
P.- ¿Piensas que tu trayectoria profesional hubiera sido diferente si no hubieras sido mujer? ¿Por qué?
R.- No sé predecir si hubiese sido distinta como resultado final, pero tengo claro que ha habido varios momentos en que el hecho de ser mujer ha provocado prejuicios. Momentos en la universidad de Florencia, momentos vividos durante mi baja maternal, momentos en que ves que hay reuniones donde no eres invitada. Cada pequeña piedra suma y al final tienes la sensación que estás constantemente escalando montañas.
P.- ¿Cuáles crees que son los principales retos para alcanzar la igualdad de las mujeres en la carrera científica?
R.- Debe haber un cambio muy fuerte en el ideario colectivo, basta ya de proyectar la imagen de científicos de mediana edad y de pelo blanco. Otro tema tremendamente importante es ajustar el sistema, como sociedad no nos podemos permitir que sistemáticamente se pierda talento femenino por formar una familia. Por último, y veo este último como una suma de los dos anteriores, en los puestos de dirección se tiene que romper la hegemonía masculina: el famoso techo de cristal ha empezado a agrietarse pero no está, en absoluto, roto.
«Creo que los medios de comunicación son clave para cambiar la percepción de cómo es alguien que trabaja en investigación»
P.- ¿Cómo crees que se puede promover la igualdad de oportunidades de las mujeres?
R.- Creo que los medios de comunicación son clave para cambiar la percepción de cómo es alguien que trabaja en investigación: una presencia más notable de mujeres ayudaría sin duda. Tenemos que cambiar la percepción de las nuevas generaciones, desde su infancia diría. Tengo una hija de cinco años que claramente intento empoderar con todas mis fuerzas, sin embargo, el mensaje que transmitimos como sociedad va en la dirección contraria y más de una vez me ha hecho comentarios chocantes como “las mujeres no pueden conducir un avión” o “las mujeres no pueden ser astronautas”. En paralelo, entonces, tenemos que promover que la formación de una familia no recaiga solo en nosotras, para que las generaciones futuras no vean a las mujeres exclusivamente como madres. Para esto, nuestras parejas se deben implicar, nos tienen que apoyar y ser ellas quienes diesen profesionalmente un paso atrás si fuera necesario
P.- Propón una mujer líder en el ámbito científico que destacarías como referente.
R.- Rita Levi Montalcini. No solo por sus descubrimientos científicos que le han valido uno de los pocos premios Nobeles otorgados a mujeres, sino que también por su compromiso con las nuevas generaciones de científicos y científicas, su tenacidad y su imparable entusiasmo. Si no habéis leído su libro Elogio dell’imperfezione (Elogio de la imperfección) os invito a hacerlo.