Se tratará uno de los grandes retos actuales de la medicina que es la implementación de protocolos de terapia personalizada, que se ajusten a las necesidades individuales del paciente. Para ello, el conocimiento que hemos alcanzado en los mecanismos moleculares implicados en las enfermedades y la respuesta de los organismos a los fármacos es esencial. El gran reto que debemos abordar es transformar este conocimiento en productos de valor que puedan ser de fácil aplicación en el ámbito clínico. Se pretende seleccionar y validar los mejores biosensores que permitan predecir la evolución de las patologías y la respuesta a los tratamientos farmacológicos, desarrollando herramientas eficaces y sensibles para su determinación.
Para ello es esencial la colaboración activa entre los investigadores básicos y las empresas de base biotecnológica, así como de los agentes políticos y económicos que pueden facilitar este proceso. Este concepto ha resultado ya exitoso en algunos ámbitos, en particular, gracias a la capacidad de identificación de mutaciones patológicas a partir de pequeñas muestras de sangre, ya implementado en el ámbito clínico de las enfermedades raras y el cáncer, pero que aún tiene una gran capacidad de expansión en estas y otras áreas, siendo de especial interés las enfermedades de evolución lenta (crónicas), que requieren seguimiento y medicación de por vida.