El pasado mes de mayo de 2015 se hizo pública una gran noticia, para los investigadores en ciencia básica de este país y, en particular, para quienes pensamos que esta actividad está injustamente infravalorada: Emmanuelle Charpentier (1968, Francia) y Jennifer Anne Doudna (1964, EEUU) habían sido galardonadas con el premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica «por los avances científicos que han conducido al desarrollo de una tecnología (CRISPR-Cas9) que permite modificar genes, con gran precisión y sencillez en todo tipo de células, posibilitando cambios que suponen una verdadera edición del genoma» (1). Así es, dos investigadoras excepcionales eran reconocidas, de manos del jurado de uno de los premios más prestigiosos que se conceden a la ciencia en España, por sus estudios dirigidos a comprender el funcionamiento de un mecanismo de interferencia que poseen los procariotas. No se otorgaba el premio a Feng Zhang (Broad Institute of MIT and Harvard, EEUU), Luciano Marraffini (The Rockefeller University, EEUU) o George Church (Harvard University, EEUU), los primeros en aplicar la técnica CRISPR-Cas9 para modificar la información genética, directamente en células animales. Porque este fue un premio a la investigación básica, a la cooperación entre científicos y, cómo no, a la comunidad CRISPR que durante los años previos había contribuido a descifrar los enigmas del sistema de inmunidad adquirida de los procariotas (2).
Tras el descubrimiento, hace más de un cuarto de siglo, de las repeticiones CRISPR (Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats), tuvieron que pasar muchos años para que científicos de todo el mundo dirigieran su mirada a estas peculiares secuencias y a las proteínas Cas (CRISPR-associated), supuestamente asociadas funcionalmente a ellas (2). La llamada de atención tuvo lugar en 2005, cuando se comprobó que las regiones CRISPR ejercían como registro de entrada en la célula de elementos genéticos transmisibles, tales como virus y plásmidos. Esta información foránea, almacenada entre repeticiones CRISPR en forma de espaciadores, era utilizada por las proteínas Cas para reconocer a dichos elementos invasores y, de alguna manera, impedir su proliferación. La inmunidad adquirida no era una propiedad exclusiva de los animales vertebrados: los procariotas son capaces de incorporar en su genoma, deliberadamente, material genético foráneo y generar a partir de él moléculas de ARN que, a modo de «anticuerpos», patrullan por la célula protegiéndola de amenazas potenciales. Se trata de un sistema de defensa «inteligente», por el que la célula aprende a identificar a sus enemigos y le transmite sus experiencias a la descendencia. Estos sistemas se podían programar en sus portadores naturales para actuar frente a moléculas específicas, permitiendo la generación de cepas bacterianas resistentes a virus o capaces de interferir con la diseminación de plásmidos entre las poblaciones de patógenos. Pero también funcionaban en hospedadores heterólogos, proporcionando inmunidad en bacterias desprotegidas cuando eran transferidos desde otras muy distantes. No es de extrañar que grupos de investigación punteros en áreas como la microbiología, genética, bioquímica y biología molecular, incluidos los dirigidos por Emmanuelle Charpentier, en las Universidades de Umeå (Suecia) y Viena (Austria), y Jennifer A. Doudna en la Universidad de California en Berkeley (Estados Unidos), se volcaran en caracterizar el mecanismo por el cual se obtenía esta inmunidad. En el transcurso de seis años (2007-2012) se consiguió caracterizar con detalle el mecanismo de generación de los RNA guía y la naturaleza de la actividad de interferencia en una diversidad de microorganismos modelo: las proteínas Cas son dirigidas por moléculas de ARN (crRNA), procedentes de las agrupaciones CRISPR y conteniendo secuencia de un único espaciador y parte de las unidades CRISPR adyacentes, contra regiones complementarias al mismo provocándoles cortes precisos. Bajo la dirección de Jennifer A. Doudna, entre 2009 y 2012 se llevó a cabo una caracterización bioquímica, estructural y funcional, de varias proteínas Cas, estableciendo su implicación y posible papel en el mecanismo CRISPR (3). Por su parte, el equipo de Emmanuelle Charpentier identificó, en 2011 (4), unos ARNs pequeños (tracrRNA) necesarios para la generación de los crRNA en un sistema CRISPR-Cas particular (Tipo II). En el año 2012, ambas investigadoras aunaron esfuerzos para establecer, mediante estudios in vitro, cuáles eran los elementos de sistemas CRISPR Tipo II, requeridos para llevar a cabo la digestión dirigida de moléculas de ADN: Cas9, un crRNA guía y un tracrRNA que aparea con la región CRISPR del crRNA. Con estos tres componentes, o con Cas9 y un solo ARN quimera (constituido por secuencia del crRNA y de un tracrRNA), se podían generar cortes de doble cadena, en sitios específicos del ADN complementario a la secuencia espaciadora en el crRNA. La posibilidad de utilizar este sistema para la edición programable de genomas fue explícitamente señalada, por primera vez, en este artículo publicado en la revista Science (5). Así nació la tecnología CRISPR-Cas9; para muchos, el avance científico más importante de los últimos años, quizá (el futuro lo dirá), del presente siglo XXI.
Referencias:
- «Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2015». http://www.fpa.es/es/premios-princesa-de-asturias/premiados/2015-emmanuelle-charpentier-y-jennifer-doudna.html?especifica=0&idCategoria=0&anio=2015&especifica=0
- Barrangou, R., & van der Oost, J. (2013). CRISPR-Cas Systems, RNA-mediated Adaptive Immunity in Bacteria and Archaea. Berlin Heidelberg: Springer-Verlag.
- Jiang, F., & Doudna, J. A. (2015). The structural biology of CRISPR-Cas systems. Current Opinion in Structural Biology, 30, 100–111. doi: 10.1016/j.sbi.2015.02.002.
- Deltcheva, E., Chylinski, K., Sharma, C. M., Gonzales, K., Chao, Y., Pirzada, Z. A, Eckert, M.R., Vogel, J. & Charpentier, E. (2011). CRISPR RNA maturation by trans-encoded small RNA and host factor RNase III. Nature, 471(7340), 602–607. doi: 10.1038/nature09886.
- Jinek, M., Chylinski, K., Fonfara, I., Hauer, M., Doudna, J. A., & Charpentier, E. (2012). A Programmable Dual-RNA-Guided DNA Endonuclease in Adaptive Bacterial Immunity. Science, 337(6096), 816–821. doi: 10.1126/science.1225829.
Enlaces de interés:
- El microbiólogo de la UA, Francis Mojica, recibirá un Premio Jaume I (Fuente: El Mundo): http://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2016/06/07/5756fc0be5fdea3a5b8b4680.html.
- Vídeo de la conferencia «Sistemas CRISPR-Cas, una revolución biotecnológica con origen bacteriano» (conferencia del Dr. Francisco J. Martínez Mojica incluida en la XIII edición del ciclo Encuentros con la Ciencia, celebrado en Málaga el 11 de enero de 2016): http://www.encuentrosconlaciencia.es/?p=1757