¿Qué recuerda uno después de casi treinta años de haber dejado la presidencia de la SEBBM? Sucesos que en un momento dado aparecieron como retos importantes dejan de aparecer como tales cuando el tiempo ha pasado. Algunos, independientes a veces de su importancia, permanecen en la memoria de los que los vivieron. ¿Pueden servir de algo esos recuerdos a los que vienen detrás?
Entre los recuerdos de mi etapa de presidente, está el lanzamiento de un nuevo tipo de boletín para comunicar con los socios. Las hojas ciclostiladas (vean los jóvenes la entrada mimeógrafo en Wikipedia para entenderlo) se habían usado para comunicarse con los socios; sin embargo, parecía necesario algo con más entidad en que aparecieran, no solo noticias, sino también algún otro tipo de contribución. Personalmente, veía el boletín de la Biochemical Society como algo envidiable. Nuestro boletín obviamente comenzó siendo mucho más modesto, pero creo que sirvió de puente para transitar hacia la actual revista SEBBM.
También queda en mi memoria el intento de establecer relaciones periódicas con la Sociedad Francesa de Bioquímica; a pesar de varios contactos e incluso una visita de delegados franceses a un congreso de la SEBBM. Aquel intento no acabó fructificando. Es interesante mencionar que se celebraron algunos congresos conjuntos con la Sociedad Portuguesa de Bioquímica, pero finalmente se discontinuaron.
Y ¡cómo no recordar el congreso FEBS organizado en Barcelona por un equipo dirigido por Joan Guinovart! Según las reglas de FEBS, la SEBBM ostentaría la presidencia de FEBS y su presidente lo sería de su Council que se reuniría en Barcelona. En aquella reunión del Council se presentían ciertas tensiones debidas a cambios en algún cargo importante del Comité Ejecutivo; el evitarlas fue un reto y, afortunadamente, la reunión se desarrolló sin incidencias relevantes.
Aprovecho este espacio para mencionar que el enfrentarse a los retos que surgen durante una presidencia no sería posible sin la labor, en general ignorada en las celebraciones, de los secretarios de la sociedad. Su tarea, fuera de los focos y ardua, sobre todo en épocas en que la ayuda técnica era muy escasa, ha sido fundamental para la buena marcha de la sociedad. Tuve la fortuna durante mi etapa de presidente de contar con la colaboración incondicional de María Antonia Günther y de Predestinación García Ruiz. Asimismo, para las actividades de la sociedad, la figura del tesorero es importantísima; he conocido los esfuerzos de varios tesoreros para mejorar las finanzas de la sociedad; mencionaré a Rosario Lagunas, que tuvo que hacerse cargo de la tesorería inesperadamente, y a Juan José Aragón que las estabilizó. Sirvan estos nombres como representantes de todos los que han participado en estas labores a lo largo de nuestra, no siempre fácil, historia. Les debemos un gran agradecimiento.
Las visiones sobre el futuro, no solo de la SEBBM sino de la sociedad en general, están condicionadas por numerosos factores y son difíciles de formular, más aún en momentos de cambios acelerados provocados por la irrupción de nuevas tecnologías. Si hace pocos años se hubiesen escrito visiones de futuro, nadie hubiese considerado la inteligencia artificial o la aparición de ChatGPT. Dicho esto, qué visiones, o más bien misiones de futuro, me gustarían para la SEBBM; voy a presentar una corta lista de ellas.
- Respecto a los jóvenes. Ilusionarles, sin ocultarles realidades. Una buena formación durante la tesis doctoral es una baza importante para el desarrollo profesional, aunque este se realice fuera del ámbito académico. El tejido académico no puede absorber a todos los doctores formados; sólo un bajo porcentaje de doctorandos se integrará en él.
- Respecto a los Grupos de interés dentro de la SEBBM. Seguir otorgándoles protagonismo en los distintos congresos: tener una cierta precaución ante un posible aumento desproporcionado e insistir en la importancia de lograr colaboraciones entre diferentes grupos.
- En los congresos. Hace sesenta años, un informe del comité asesor del presidente de Estados Unidos, decía que sólo se podría hacer frente a la explosión de información si algunos científicos se dedicasen a cribar, revisar y sintetizar esta información. En la actualidad, con una especialización cada vez mayor, se corre el riesgo de perder de vista los importantes avances en campos que podrían interaccionar con el propio. Sería utilísimo para la comunidad tener en los congresos una o dos conferencias ofrecidas por buenos presentadores capaces de sintetizar y exponer con rigor y, de forma accesible, la situación actual y los avances en un área determinada. Se podrían llamar “Conferencias James Murray Luck”, en honor del fundador de los Annual Reviews of Biochemistry, que llamó la atención sobre este problema.
- Aumentar la influencia en decisiones políticas que atañen a la ciencia. Incrementar el contacto con los diferentes partidos políticos y con los legisladores con el fin de ofrecer grupos de expertos que adviertan de necesidades legislativas ante los problemas existentes o previsibles relacionados con nuestra especialidad. Grupos que podrían opinar sobre ciertos proyectos de ley, para evitar que respondan a derivas populistas y no a auténticas necesidades. En estas actuaciones habría que ser exquisitamente neutral y evitar opiniones sesgadas a favor de determinados grupos.
- Defender la investigación básica. Hacer llegar a la sociedad civil la necesidad del conocimiento “inútil” para lograr resultados beneficiosos en distintas áreas. Hace unos ochenta años, Abraham Flexner, uno de los fundadores del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, publicó un interesante artículo titulado The usefulness of useless knowledge mostrando con ejemplos los beneficios de la investigación impulsada por la curiosidad. Transmitir con convicción ese mensaje me parece una tarea importante de la SEBBM.
Naturalmente, otra visión de futuro para la SEBBM es desearle que continúe con la línea de éxitos que ha tenido durante sus primeros sesenta años de vida.
¡Feliz cumpleaños!